¿Cómo están los máquinas?

¿Cómo están los máquinas?

A nadie escapa ya el saludo espontáneo que David Bisbal hizo a unos seguidores que le esperaban en el Wizink Center para pedirles una foto. Llegaba a presentar su nuevo single en “Los 40 Primavera Pop”. A la petición de la foto, el cantante en tono desenfadado y amable les espetó: “Bueno, ¿cómo están los máquinas? Lo primero de todo” (léase con entonación almeriense). Y lo que pudo haber quedado en la cortesía de un artista popular con sus seguidores, se hizo viral tras convertirse en Trending Topic en Twitter. Un empujón extra ha recibido la frase viral al ser utilizada por el bicampeón del mundo de Fórmula 1, Fernando Alonso, y por el tenista Carlos Alcaraz.

En la era de las redes sociales, es muy utilizado el término «viral» para referirse a algo que se ha extendido rápidamente a través de internet, alcanzando una gran audiencia en poco tiempo. Uno de los aspectos más interesantes de los contenidos virales es que no siempre son fáciles de predecir. Además, no deja de ser curioso que la calidad del contenido no es un factor determinante. A priori, se buscaría en ellos un fuerte componente visual, un cierto grado de originalidad, incluso emotividad o sorpresa. Pero nada de lo anterior es garantía de éxito.

El contenido viral puede ser creado por cualquier persona, desde un usuario hasta una empresa o una celebridad. De hecho, muchas marcas utilizan el marketing viral como una estrategia efectiva para promocionar sus productos y servicios en Internet. Viralizar sus contenidos hace que las empresas puedan generar un gran interés en su marca y llegar a una audiencia masiva en poco tiempo.

Sin embargo, el contenido viral, puede también tener sus peligros. Viralizar contenidos falsos o engañosos es extraordinariamente fácil en esta sociedad tan inmersa en las Tecnologías de la Información. Esto es más serio de lo que en un principio parece. Manipular el pensamiento de una sociedad es más sencillo que nunca. Y el caso es que estamos familiarizados con el término “fake news”. Hablamos con total naturalidad de las noticias falsas. Sabemos de que estamos hablando, pero probablemente no hayamos puesto ningún filtro a la hora de leer contenidos en Internet. Dicho de otro modo, nos tragamos todo lo que nos echen.

Un ejemplo. Si nos vamos a nuestra vida tradicional, fuera de Internet, sabemos manejarnos en situaciones similares. Si paseo a medianoche por una calle y veo que se acerca una persona con mal aspecto, con signos de embriaguez, o simplemente que nos parece rara tomamos medidas. Bien sea cruzar a la acera de enfrente, alejarnos de la persona en sí, o al menos estar más alertas. Nuestro filtro se ha activado por experiencia (aprendizaje), educación o instinto. Si esto mismo nos ocurre en Internet, no tenemos este aprendizaje, no nos han educado en el uso correcto de los servicios de Internet, y no tenemos afinado el instinto.

Llegados a este punto, sólo se me ocurren dos consejos para mejorar tu uso y disfrute de la tecnología:

  1. Vete a un punto limpio y tira el teléfono móvil, el ordenador, la tablet… vamos, cualquier dispositivo que sea capaz de conectarse a Internet. A la vuelta a casa, llama por el teléfono fijo (¿tendrás teléfono fijo?) a tu proveedor de Internet y date de baja.
  2. Aprende, fórmate, enseña a tus hijos. Internet está lleno de contenidos valiosos para este fin. Pero también puedes apuntarte a cursos que se imparten para ser más astutos en Internet. O incluso escucha alguno de los episodios del podcast “Podcasteando con amigos” en los que tratamos este tema. Haz todo lo que esté en tu mano para activar tus filtros… “real, no real, real, no real, real, no real”.

Como en tantas cosas somos nosotros quienes decidimos nuestro presente y nuestro futuro. Decidimos, en este caso, si queremos pensar por nosotros mismos o dejar que otros nos manipulen.

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1 comentario sobre “¿Cómo están los máquinas?

  1. Muy buena entrada. Me quedo con una cosa: no es necesario que el contenido sea de calidad. A muchos de los que hacemos blogs, nos aconsejan nuestros gurús particulares (varios de los que aquí escriben, por cierto, y entre los que de ninguna manera me cuento) que el contenido debe ser de calidad. Sin embargo, como bien se dice en este artículo, ello no garantiza en modo alguno que llegue o se haga viral. A ver, que se haga viral o no, no es la cuestión, es que pueda ser útil, que genere conocimiento. Pero ¿que hacemos entonces? ¿Metemos un chistecito mientras comentamos la guerra en Ucrania? ¿escribimos una pedorreta en medio? ¿salimos en bañador con un cóctel? Como decía Miguel Ríos siento que el equipo aquel nunca suena igual ¿que misterio habrá?

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