Odio a la gente que dice por fin es viernes

Odio a la gente que dice ¡Por fin es Viernes!

“De los autores de Por fin es Viernes, llega, jolín mañana el lunes”

En este blog de Mentes Inquietas, sin dejar de ser Psicólogo ni renunciar a mi pasado como informático, me permito algunas licencias no aptas para formatos más tradicionales, y esta es una de ellas. Tal vez decir que odio a las personas (y digo personas porque la palabra gente no le gusta a mi amigo Antoñito el del Perejil) es algo exagerado, pero es cierto que no me caen bien.

En cambio me caen genial las personas que dicen: por fin es sábado, o por fin es domingo. ¿Por qué?, pues porque no le encuentro sentido a alegrarse de un día que no difiere de un lunes, un martes o un miércoles. El viernes te levantas a la misma hora, trabajas lo mismo, y acabas a la misma hora. Entonces ¿dónde está la alegría de que sea viernes?, valiente tontería.

Claro que si lo pienso un poco, esto puede tener mucho que ver con la frase del desaparecido Eduard Punset: “la felicidad reside en la antesala de la felicidad” de su libro El Viaje a la Felicidad. ¿Y qué significa esto? Pues que nuestro cerebro tiene la capacidad de anticipar el futuro y crear emociones en base a un futuro que imaginamos y que aún no ha llegado. Es más, puede que ese futuro no sea tan maravilloso cómo lo era en nuestra imaginación.

Entonces, ¿por fin es viernes no significa que se está alegrando del viernes, sino del sábado que está próximo?. Evidentemente, aunque no tenga un sentido objetivo, puesto que el día que no se madruga es el sábado, el cerebro reacciona generando emociones, en este caso positivas, a los pensamientos que en forma de discurso interno resuenan por todas las neuronas.

Esto del viernes a priori no es malo, ¿o sí? Pues posiblemente lo que ocurra es que el viernes (que recordemos que se sigue trabajando y madrugando como un martes) se esté contento por el sábado que esté por llegar, pero sin embargo, el domingo se estará preocupando porque “mañana es lunes”, y ahí el estado de ánimo ya no será el mismo porque toda esa positividad del viernes se ha vuelto negatividad el domingo.

Y entonces, ¿cómo se puede evitar el malestar del domingo, lunes, martes, etc.? Pues haciendo algo que los pueblos más antiguos entendieron perfectamente, la clave está en vivir el presente, vivir el presente intensamente.

“Solo existen dos días en el año en los que no se puede hacer nada. Uno se llama ayer y otro mañana. Por lo tanto hoy es el día ideal para amar, creer, hacer y principalmente vivir” Esta frase atribuida al Dalai Lama resume la idea que comentaba antes, realmente solo podemos actuar sobre nuestro presente, vivimos en un presente continuo, eso no quiere decir que no debemos planificar un futuro o recordar el pasado. Pero sin olvidar que lo realmente importante es el presente.

Y volviendo al cerebro, tenemos por una parte una capacidad limitada de recursos antencionales y cognitivos, por lo que si estamos pensando en el “lunes” difícilmente saborearemos el domingo. Pero a la vez tenemos una capacidad enorme de generar emociones como, alegría, miedo, ansiedad, etc. por cuestiones que o bien han pasado y ya no podemos solucionar o por otras que aún no han ocurrido, y que como nuestra capacidad de adivinar el futuro no está muy afinada, tal vez ni ocurran.

Así que la mejor opción es vivir con la misma pasión todos los días de la semana, en cada día, en cada momento se puede extraer algo bueno.

¡Feliz Domingo!

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